Nutrición Oncológica en niños con cáncer: apoyo y ciencia para un camino complejo

El cáncer infantil es una realidad difícil de enfrentar, pero con los avances médicos actuales, cada vez más niños logran superar esta enfermedad. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se diagnostican aproximadamente 400,000 casos nuevos de cáncer en niños y adolescentes. Además del tratamiento médico, la nutrición desempeña un papel esencial en el manejo integral de esta condición, ayudando a mejorar la calidad de vida y tolerancia a los tratamientos.

 

La importancia de la nutrición en el tratamiento oncológico

Los tratamientos como la quimioterapia, la radioterapia o los trasplantes de médula ósea pueden alterar profundamente el metabolismo y las necesidades nutricionales de los niños. Durante el tratamiento, el cuerpo puede requerir más energía para reparar tejidos y mantener funciones vitales, pero, paradójicamente, los efectos secundarios como náuseas, vómitos, mucositis o cambios en el sabor suelen disminuir el apetito.

Entender esto, puede ayudar a reducir la frustración que experimentan muchos padres al ver que su hijo no come como de costumbre. La falta de apetito no es un reflejo de falta de esfuerzo por parte de los padres ni de los niños, sino una respuesta fisiológica natural al tratamiento.

 

Estrategias basadas en evidencia para mejorar la ingesta nutricional.

Aunque la alimentación puede ser un reto, hay enfoques prácticos que han demostrado ser útiles:

Prioriza alimentos energéticamente densos: Cuando el niño tiene un apetito limitado, es clave ofrecer alimentos que proporcionen energía y nutrientes en pequeñas porciones. Opciones como aguacate, frutos secos, batidos de frutas con proteínas o yogur son ideales.
Fracciona las comidas: En lugar de tres comidas grandes al día, intenta ofrecer varias pequeñas a lo largo de la jornada. Esto puede ser más manejable para los niños que se sienten abrumados por las porciones grandes.
Adapta las texturas y temperaturas: Alimentos fríos o en puré pueden ser más tolerables si el niño tiene dolor o sensibilidad oral, como en casos de mucositis.
Considera el uso de suplementos: En casos de desnutrición o dificultad persistente para alimentarse, los suplementos nutricionales especialmente diseñados para niños con cáncer pueden ser un recurso valioso. Consulta siempre al nutricionista oncológico para determinar cuál es el más adecuado.
Mantén una hidratación adecuada: El agua es esencial, especialmente en tratamientos que generan vómitos o diarrea. Puedes ofrecer caldos, gelatinas suaves,  helados  o limonadas con un toque de sabor natural para incentivar la hidratación.

 

Una mirada más amplia: nutrición y bienestar emocional.

Es importante recordar que la nutrición no solo se limita a los alimentos. El entorno emocional también juega un papel fundamental. Comer debe ser un momento libre de presiones o tensiones. En muchos casos, la actitud relajada y comprensiva de los cuidadores puede hacer que los niños se sientan más cómodos al aceptar alimentos, incluso en pequeñas cantidades.

La nutrición en el cáncer infantil no es un objetivo lineal, sino un proceso que requiere ajustes continuos y acompañamiento profesional. Cada niño responde de manera única, y lo más importante es adaptar las estrategias a sus necesidades individuales.

Aunque el camino pueda ser desafiante, la ciencia y la medicina han avanzado enormemente, ofreciendo herramientas para mejorar las condiciones durante el tratamiento. Mantener una comunicación abierta con el equipo médico y confiar en sus recomendaciones es clave para asegurar el bienestar integral de los pequeños.

La nutrición, aunque a veces compleja en estos contextos, sigue siendo un pilar fundamental que apoya el tratamiento y, en muchos casos, puede marcar la diferencia en la calidad de vida del niño. A través del esfuerzo combinado de los profesionales de la salud y las familias, cada paso cuenta en este camino hacia la recuperación.

 

 

 

 

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