Día Mundial contra el Cáncer
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El Día Mundial contra el Cáncer es una fecha que nos invita a reflexionar sobre cómo abordamos esta enfermedad desde todos los frentes. El cáncer no es solo un diagnóstico médico; es un desafío integral que afecta el cuerpo, la mente y el espíritu de quien lo padece. Desde mi experiencia, he aprendido que la oncología integrativa es el camino hacia un tratamiento más humano y completo. Este enfoque no solo se centra en tratar el tumor, sino en cuidar a la persona en su totalidad, atendiendo aspectos físicos, emocionales y, por supuesto, nutricionales.
A menudo, la importancia de la nutrición en el tratamiento del cáncer queda relegada a un segundo plano. Sin embargo, ¿sabías que hasta un 80% de los pacientes con cáncer experimentan algún grado de desnutrición durante su enfermedad? Esta condición no es solo una consecuencia del cáncer, sino que puede convertirse en un obstáculo serio para la eficacia de los tratamientos. Es como intentar luchar en una guerra sin suministros; el cuerpo simplemente no tiene los recursos para afrontar el desafío.
Recuerdo el caso de un paciente que me marcó profundamente. Se trataba de un hombre diagnosticado con cáncer de páncreas avanzado, una de las formas más agresivas de esta enfermedad. Cuando llegó a mi consulta, ya había perdido más del 15% de su peso corporal en pocas semanas. Estaba cansado, sin energía, con dificultades para comer y problemas digestivos severos debido a la insuficiencia pancreática. Cada comida era un reto, y cada día se sentía más débil, como si el cáncer le estuviera arrebatando todo antes de que los tratamientos pudieran hacer efecto.
Desde el primer momento, supe que la nutrición iba a ser clave en su recuperación. Diseñamos un plan alimenticio específico para él, adaptado a sus necesidades y limitaciones. Optamos por una dieta alta en calorías y rica en nutrientes esenciales, complementada con enzimas pancreáticas para mejorar la digestión. También incorporamos suplementos nutricionales orales que le resultaran fáciles de tolerar y que garantizaran que su cuerpo recibiera lo que necesitaba. En los momentos más críticos, tuvimos que recurrir a nutrición parenteral, pero siempre con el objetivo de devolverle la capacidad de disfrutar de los alimentos.
El cambio fue sorprendente. Poco a poco, empezó a recuperar peso y energía. La tolerancia a los tratamientos mejoró significativamente, y su estado general se estabilizó. Pero lo más importante fue cómo cambió su actitud: volvió a sentir que tenía el control sobre su cuerpo, que podía luchar, que no estaba a merced de la enfermedad. La nutrición no solo lo alimentó físicamente, sino también emocionalmente, devolviéndole la esperanza.
Este caso es solo un ejemplo de lo que se puede lograr cuando consideramos a la nutrición como un pilar fundamental en el tratamiento del cáncer. Una alimentación adecuada no solo ayuda al cuerpo a resistir tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia, sino que también reduce complicaciones, fortalece el sistema inmune y mejora la calidad de vida de los pacientes. No se trata de una opción secundaria; es una herramienta indispensable.
Hoy, en el Día Mundial Contra el Cáncer, quiero invitarte a reflexionar sobre cómo enfrentamos esta enfermedad como sociedad. Es momento de cambiar la narrativa, de entender que el cáncer no se combate solo con medicamentos, sino con un enfoque integral que ponga a la persona en el centro. Desde la nutrición hasta el apoyo emocional, cada detalle cuenta en esta lucha.
Recordemos que detrás de cada diagnóstico hay una historia, una vida, un ser humano. Y, como profesionales de la salud, nuestra misión no es solo tratar una enfermedad, sino acompañar, cuidar y devolver esperanza. Porque cada pequeño paso cuenta, y la nutrición es uno de los más poderosos.